LE CORBUSIER, VILLA SAVOYE. UNA VIVIENDA QUE TRANSFORMÓ LA
ARQUITECTURA
Al hablar de la Villa Savoye
estamos hablando de una de las obras arquitectónicas que revolucionó la
Arquitectura en el siglo XX en la que el maestro Charles Édouard Jeanneret, conocido
mundialmente por su legendario apodo Le Corbusier plasma lo que sería la
definición material de “Los 5 puntos de la Arquitectura”.
Los 5 puntos de la Arquitectura:
1 Los «pilotis», el edificio
descansa sobre pilotis en planta baja, dejando la mayor parte de la superficie
en contacto con el terreno libre de ocupación, permitiendo la autonomía entre
paisaje y edificación.
2 La planta libre, la estructura
de pilares y pórticos de hormigón permite la libertad espacial eliminando los
muros de carga.
3 La fachada libre, liberada la
fachada del peso de la estructura, esta puede componerse a partir de ahora
según los criterios estéticos del Arquitecto.
4 La ventana corrida, los huecos
se convierten en huecos horizontales más apropiados a la perspectiva del ojo
humano, en lugar de los tradicionales verticales resultantes de las antiguas
estructuras de muros de carga.
5 La cubierta jardín, la cubierta
se hace plana y se dispone un jardín en ella.
Todos estos puntos que ahora nos
resultan tan comunes, fueron una auténtica revolución a finales de la década de
los 20 en el pasado siglo.
La Villa Savoye se construye en
la localidad francesa de Poissy, a menos de una hora de viaje de la cosmopolita
ciudad de París. Poissy se caracteriza por largas calles de parcelas
ajardinadas con viviendas unifamiliares. La Villa Savoye se ubica en una de
estas parcelas situada más próxima a la Naturaleza que a la Urbanización con
vistas al valle del Sena.
La vivienda se terminó en 1929 y
fue habitada por sus dueños durante un corto espacio de tiempo, debido a la
invasión alemana de Francia en 1940.Actualmente es una “casa-museo”, dedicada a
la vida y obra de Le Corbusier y mantenida por la sociedad pública Monuments of
France. La Villa Savoye recibe miles de visitas al año, principalmente de
Arquitectos y de Estudiantes.
Le Corbusier concibe la Villa
Savoye como un prototipo tipológico para futuras construcciones en serie,
proyectada como paradigma de la vivienda como máquina de habitar (machine à
habiter). Le Corbusier dentro de la revolución industrial que desde el inicio
del siglo XX estaba cambiando el mundo, quiso transformar a las viviendas
entendiéndolas como máquinas que tenían que cumplir su objetivo en este caso el
ser habitadas.
Le Corbusier estaba fascinado
entonces por la aparición de las nuevas máquinas en especial de los aviones y
los automóviles, en el caso de la Villa Savoye el movimiento de los coches se
ve englobado dentro del resto de circulación de la vivienda.
El conjunto de la Villa Savoye es
una composición cúbica, concebida como un objeto que flota sobre el paisaje
gracias a los delgados pilotis que constituyen el soporte de la casa. Para
reforzar aún más si cabe esta sensación el cerramiento de la planta baja se
pintó de verde en aquellos paramentos ciegos. Las superficies planas ayudan
también a excluir la sensación de gravidez.
En la Villa Savoye, Le Corbusier
plantea un espacio continuo funcional a lo largo de los diferentes niveles de
la vivienda. Existe un recorrido desde el cual vamos descubriendo la vivienda
poco a poco. Primero el acceso a la finca desde el coche en el que descubrimos
la vivienda y hacemos el giro concebido para coincidir con el radio de giro de
los automóviles del año 1929 dentro de su espacio porticado hasta la zona de
aparcamiento.
El acceso a la vivienda se
realiza a través del eje del frente semicircular de vidrio, donde accedemos a
un hall en el que aparecen los dos principales elementos de circulación de la
vivienda: “una rampa” que realiza un recorrido pausado a lo largo de los
distintos espacios que conforman la Villa Savoye y “una escalera de caracol”
que permite unir rápidamente estos espacios entre sí. Al fondo de esta planta
baja se encuentran los dormitorios y dependencias del servicio.
Continuando el recorrido
ceremonial de la Villa Savoye a través de la rampa llegamos a la planta primera
con una distribución en “L” que separa la parte pública de la casa del área más
privada de los dormitorios. A través de todo este recorrido se puede disfrutar
de las vistas del entorno gracias a los grandes ventanales en el perímetro de
la vivienda. Dentro del espacio público de esta primera planta destaca la sala
continúa al aire libre, bordeada por una gran pantalla que nos evoca a las
pinturas de algunos cuadros puristas.





















Este paseo arquitectónico que Le
Corbusier nos regala en la Villa Savoye culmina en la cubierta-jardín, ya en el
exterior y en contacto con la Naturaleza los últimos dos tramos de la rampa
terminan en una fina pantalla a través de la cual se disfruta de una fantástica
vista enmarcada del paisaje.








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